Álex dijo que venía a Galicia, al rodaje de Matías, juez de línea, aunque fuera para llevar la lanza. Y eso es lo que hicimos con él. O casi. Según llegó le dimos una parabólica, le subimos a un tejado y soltamos un camión cisterna de agua sobre él. El papel de alcalde pedáneo, ruin, cobarde y refunfuñón habría sido otra cosa en manos de cualquier otro actor. Vestido con un atuendo grotesco, con un sombrero hongo que le asemejaba a Larry “Jaimito” Semon, Alex hizo una interpretación muy en la línea de la comedia física que teníamos en mente desde el principio, aunque esto le dejara al descubierto ante otros actores a los que habíamos pedido una interpretación más “natural”. Carreras, caídas, aspavientos… Un trapecista sin red, teniendo en cuenta, además, que es seguramente el actor de la película que más veces sale en plano general. Cuando el responsable de efectos sala tenía que encajar los pasos del alcalde se ponía a sudar.
