El rodaje de Matías, juez de línea comenzó el 9 de octubre de 1995. Para las escenas del desembarco habíamos encontrado un puerto bastante protegido junto a Burela. Se trataba de las instalaciones de Alúmina-Aluminio donde barcos procedentes de África descargan bauxita. Estas escenas, por su dificultad logística eran las primeras que rodaríamos. Alguna gestión de producción a alto nivel nos permitió trabajar allí durante cuatro noches y media además de utilizar un remolcador de la compañía como carguero ruso, siempre que no estuviera de servicio.
Lo abrigado del puerto demostró ser una trampa pues, si bien no habríamos podido rodar con mar picada, el efecto en pantalla era que nos encontrábamos en el estanque del parque del Retiro.
Cuando el responsable del complejo se enteró de lo que íbamos a rodar sacó enseguida a relucir sus conocimientos sobre contrabando. Por supuesto, no eran experiencias propias sino lo que había oído a lo largo de los años. Él mismo fue quien nos explicó lo que cuesta una meada. Los bauxiteros se descargan día y noche, en turnos continuos, así que el operario de la grúa tiene que subir al puesto de trabajo con todas sus necesidades hechas porque cualquier parada supone a la compañía una pequeña fortuna. Lamentamos no recordar el dato concreto porque es evidente que hacer una película y descargar mineral de un barco tienen más en común de lo que la gente piensa.